Dolor, vacío y tristeza que emanan de lo más profundo de los personajes y que bien saben las actrices comunicar. Las actuaciones son muy buenas. No sólo por el modo de transmitir y compenetrarse con el texto, con la profundidad que requiere interpretar este papel doloroso, parte de una realidad que existe aunque no la querramos ver, sino por el trabajo corporal que requiere. Se destaca el manejo del cuerpo de Chabeli Gonzalez Pazo.
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